"El avión es solamente una máquina, pero qué invento tan maravilloso, qué magnífico instrumento de análisis: Nos descubre la verdadera faz de la tierra"
Anotoine de Saint-Exupéry
Este no creo que vaya a ser un poema, porque no escucho todas sus voces, porque están incompletas, no escucho tampoco a las mías que narran un ciego paisaje que invento,
por eso es que no creo que vaya a ser un poema; porque tengo que imaginar que alguien también lo lee además de mí, y lo que me quiere decir este poema sin serlo, es que no quiere ser leído sino contado de memoria.
Y no sé qué decirle si no lo recuerdo, que se escriba solo y luego me busque, tal vez.
Que siga la inercia del fuego, esa que arde sobre una madera muerta a pedazos, o algo así, o más o menos.
Pero me hace escucharlo sin ordenarle a ninguna letra qué hacer, solo quiere sentarse a conversar conmigo sin ningún significado de nada.
Y yo quiero escaparme de todo y escaparnos juntos, yo, el poema y sus letras. Subirnos a un avión de los que tanto me aterro.
Y en ese avión, yo metido en la cabina de un piloto, no creeré en lo que muestre la ventana, sino solo el panel de instrumentos, que poco a poco irán convirtiéndose en un piano, en unas teclas, en unas notas en las que hundo mis dedos como buscando un refugio.
Pero veo por la ventana y hablo del cielo como un sentimiento, y veo árboles abajo muy lejos, árboles con verdes y azules colores.
Y siento el miedo y el amor. Pero también el miedo y el amor de que no sean ciertos. Y toco el piano, y lo toco con mi cabeza gacha, y lloran notas, y números y libros, y las comparaciones de todo, de las estadísticas, de mis explicaciones y de pronto me abraza un muerto en un abrazo como si todo lo amado fuera un espejismo, como si esa ventana que narro tampoco existiera.
Y sin embargo, yo creo en su vidrio pero no en lo de afuera, le quiero creer cuando toco el vidrio y me hielo, cuando me dice que en verdad he querido, cuando he llorado y soñando que el vidrio lo rompo a pedazos y entonces salgo a abrazar a una nube.
Pero sigue ahí cuando el sol lo atraviesa y me calienta sin saber un recuerdo.
Pero el consuelo que tengo es de mí y de mi panel de instrumentos, de ese piano secreto que digo, de ser esas teclas, unas notas de algunas canciones que orgullosas me dicen:
"que pueden volar por sí mismas" y me cortan los dedos.
Y yo sigo sin creerle a mis ojos, y a todo lo que siento. Y mientras pienso que son sensaciones pero no sentimientos, dudo de la existencia del otro, del amor y del miedo, del porqué hago las cosas como un recuerdo que intento olvidar y luego escribo y entierro...
..:: MAuro ::..
02/02/2015
1:13pm
5 comentarios:
definitivamente esto sí lo entiendo y este sí es un magnífico resultado... y esto no es un poema pero que tampoco le hace falta serlo... y que lo que hay tras la ventana existe, pero que para el caso nos da igual porque no podemos escapar del vidrio, que para volar están las letras
No sé qué habrá sido esto, pero al menos se entiende. A veces uno ve cosas y no se las puede creer o no debe, a veces es mejor volar con los instrumentos...
Y desde arriba una visión distinta... eterna... inmensa...
Y desde arriba una visión distinta... eterna... inmensa...
Los miedos a las alturas hacen de todo...
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