lunes, 2 de febrero de 2015

..:: El vuelo y la ventana ::..



"El avión es solamente una máquina, pero qué invento tan maravilloso, qué magnífico instrumento de análisis: Nos descubre la verdadera faz de la tierra"
Anotoine de Saint-Exupéry


Este no creo que vaya a ser un poema, porque no escucho todas sus voces, porque están incompletas, no escucho tampoco a las mías que narran un ciego paisaje que invento,
por eso es que no creo que vaya a ser un poema; porque tengo que imaginar que alguien también lo lee además de mí, y lo que me quiere decir este poema sin serlo, es que no quiere ser leído sino contado de memoria.
Y no sé qué decirle si no lo recuerdo, que se escriba solo y luego me busque, tal vez.
Que siga la inercia del fuego, esa que arde sobre una madera muerta a pedazos, o algo así, o más o menos.
Pero me hace escucharlo sin ordenarle a ninguna letra qué hacer, solo quiere sentarse a conversar conmigo sin ningún significado de nada.
Y yo quiero escaparme de todo y escaparnos juntos, yo, el poema y sus letras. Subirnos a un avión de los que tanto me aterro.
Y en ese avión, yo metido en la cabina de un piloto, no creeré en lo que muestre la ventana, sino solo el panel de instrumentos, que poco a poco irán convirtiéndose en un piano, en unas teclas, en unas notas en las que hundo mis dedos como buscando un refugio.
Pero veo por la ventana y hablo del cielo como un sentimiento, y veo árboles abajo muy lejos, árboles con verdes y azules colores.
Y siento el miedo y el amor. Pero también el miedo y el amor de que no sean ciertos. Y toco el piano, y lo toco con mi cabeza gacha, y lloran notas, y números y libros, y las comparaciones de todo, de las estadísticas, de mis explicaciones y de pronto me abraza un muerto en un abrazo como si todo lo amado fuera un espejismo,  como si esa ventana que narro tampoco existiera.
Y sin embargo, yo creo en su vidrio pero no en lo de afuera, le quiero creer cuando toco el vidrio y me hielo, cuando me dice que en verdad he querido, cuando he llorado y soñando que el vidrio lo rompo a pedazos y entonces salgo a abrazar a una nube.
Pero sigue ahí cuando el sol lo atraviesa y me calienta sin saber un recuerdo.
Pero el consuelo que tengo es de mí y de mi panel de instrumentos, de ese piano secreto que digo, de ser esas teclas, unas notas de algunas canciones que orgullosas me dicen:
"que  pueden volar por sí mismas" y me cortan los dedos.
Y yo sigo sin creerle a mis ojos, y a todo lo que siento. Y mientras pienso que son sensaciones pero no sentimientos, dudo de la existencia del otro, del amor y del miedo, del porqué hago las cosas como un recuerdo que intento olvidar y luego escribo y entierro...

..:: MAuro ::..

02/02/2015
1:13pm

5 comentarios:

Soledad Arcos dijo...

definitivamente esto sí lo entiendo y este sí es un magnífico resultado... y esto no es un poema pero que tampoco le hace falta serlo... y que lo que hay tras la ventana existe, pero que para el caso nos da igual porque no podemos escapar del vidrio, que para volar están las letras

..:: MAuro ::.. dijo...

No sé qué habrá sido esto, pero al menos se entiende. A veces uno ve cosas y no se las puede creer o no debe, a veces es mejor volar con los instrumentos...

Unknown dijo...

Y desde arriba una visión distinta... eterna... inmensa...

Unknown dijo...

Y desde arriba una visión distinta... eterna... inmensa...

..:: MAuro ::.. dijo...

Los miedos a las alturas hacen de todo...