lunes, 24 de junio de 2013

..:: Para llegar a tiempo conduciendo ::..



Si lo que UD desea alma lectora, es llegar con bien a su destino, pero si además lo más rápido posible, sepa que ambos dos, son casi siempre incompatibles.

1.) Asegúrese de llevar una revista, un periódico y/o un libro consigo, si lo que UD busca es que el semáforo jamás se ponga en rojo, haga la prueba, lea en la noche anterior la mejor parte de una novela, un discurso, una noticia; déjela incompleta y permítase terminarla en la mañana siguiente camino a su trabajo, verá como la desesperación se apodera de UD, cuando creyendo alcanzar un momento estático frente a una luz roja, jamás ocurre.

2.) Las ambulancias, las mejores amigas. Cuando oiga esa frecuencia, esa ensorsedecedora estridencia cíclica, ese crepitar del aire en un fastidioso ruido al unísono, sabrá de qué le hablo, pero no se preocupe, en muchas culturas se le rinde culto a la muerte, sepa que en la globalización todos adoptamos costumbres ajenas. Deje pasar a ese berreante vehículo, y una vez lo sobre pase, sígalo, sea audaz, vaya tras la muerte como un aventurero, como un deporte de alto riesgo, que no le tiemble el pulso al volante, verá como todo sucede más rápido, no todo es malo en una ambulancia, no lo digo por los que viajan dentro, sino por los que van afuera abriéndose paso tras la muerte. (como UD).

3.) Practique la puntería, asigne un valor a cada peatón o cosa móvil que amenace su trayecto, asígneselo de acuerdo con la dificultad de su interceptación "parachoque-cuerpo". Por ejemplo, a los ancianos (nunca bien ponderados), unos 10 puntos (por lentejas); a los perros escurridizos, 50 puntos (por ladrones); a las parejas amancebadas unos 30 puntos (por románticos), y a las palomas antojadizas de comer en plena calle a horas inapropiadas, unos 100 puntos (por pacifistas). Pise fuerte y acelere, pero tenga presente que de querer llevar a  cabo dicha empresa, hágalo de noche y, antes de embestir a su puntaje, apague las luces del auto. (así no le leerán la matrícula cuando se marche escapando).

4.) Las mujeres siempre primero, celebre los derechos civiles y no compare estilos de manejo, por el contrario, celebre los cosméticos frente a los espejos y coloreando de un rostro femenino. Un peine flotando sobre un pelo inverosímil y esponjado en una mañana imposible llena de tráfico, o ver un buen timón pegado al pecho de una dama estrechado entre sus nudillos, siempre será delirante de observar. Quizá alguna de ellas también salió tarde como UD, no la juzgue, pero de seguro llegará más bella que un apurado con la camisa afuera. Siempre son bienvenidos los rostros acicalados en un día con apuros. No se desespere ni lance imprecaciones, no sacuda sus halagos con sus dedos tiesos, no anuncie su paso con las trompetas bocineras descorteses, no arriesgue su vida intentando sobre pasar a la modelo, recuerde, si ellas son el 50% del mundo, solo quieren embellecer un poco más el planeta. Sea comprensivo y ubíquese y no envidie la belleza. (y fíjese en su camisa cuando baje)

5.) Tomar el desayuno conduciendo siempre es una salida interesante, apriete el paso, sepa que llegará tarde al trabajo, pero recuerde, aún cuenta con un último recurso poco ortodoxo: échese azúcar en la boca, algo de café en la lengua y vacíe el contenido mesurado de leche fresca. Desluzca su inefable expresión en un puchero y comience la travesía con la boca bien cerrada hasta llegar dentro de su auto. Espere a que su mezcla se entibie en cada semáforo y regrese suavemente sus mejillas a su estado natural, degluta al gusto. (si desea crema, siempre podrá hacer gárgaras)

6.) La calle, como una jungla es un campo de batalla, aproveche la oportunidad que le da su auto de acero, no tolere impertinencias ni malos manejos, nadie perdonaría una cerrada, menos aún no ceder el paso, baje su luna remánguese la camisa, el pleito es entre él y UD, acelere, guíe su corcel, devore la avenida, husmee el trasero del auto que lleva por delante, gire súbitamente, aproveche y redescubra el ritual del acecho y baje el volumen de esa canción impertinente que resuena en los parlantes, y cuando su ruta lo obliga a salir de la persecución diga en voz baja, "te salvaste", será para la próxima, (te lo juro)...

..:: MAuro ::..

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