domingo, 9 de noviembre de 2014

..:: Reptan las palabras ::..





Me veo en ese jardín de niños jugando a que
pienso que algún día seré adulto como
esos dolores que se callan,

pero en vez de verme,
salto al otro lado del mundo y uso las
palabras para enredar mi lenguaje.

Formas de decir lo mismo,
ya lo sé,
pero de niño era más fácil,
por ejemplo,
no había la mirada del otro en la ausencia.

Y así fui escribiendo tantas cosas
que recuerdo ahora,
tal vez fue cada casa de un padre,
tal vez,
pero nada es real me decía yo mismo contando las palabras
como si de ellas fueran mis
ahorros de la sobrevivencia.

También conversé en secreto con cada cosa que suponía cierta
con un cariño diseñado muy adentro,
un afecto sin un nombre
como si hubiera adoptado un
perro de la calle que me cuidara al dormir.

Me cuesta entender mi mundo,
pequeño y denso,
evaporado de un soplido
pero hay algo,
como ya dije,
que me cuida como un ladrido en el silencio,

y cada año que pasa aplasta a los otros que
hace más difícil tener una nostalgia a
no ser que me la invente.

Y para eso me parto en dos
como dos hombres incompletos que
comparten la misma alma,
y los dos prefieren ver que nombrar,
uno escapa a buscar un rayo moribundo para
que le diga el secreto de su luz,
y el otro, un rayo que lo haya partido aunque
sea en el recuerdo.

Y los veo y me ven,
Y les hablo y me escuchan,

Y sus rostros se vuelven árbol para adornar el
jardín de los significados,
para que sus palabras repten de mi boca y
entren en sus oídos,

en un placer que entra en el camino que
atraviesa por mi mente,
en el silencio que busca una
presa al bajar al corazón, y al llegar,
algo lo envenena al morderle un nombre,
uno que es cualquiera si lo invento,
pero para él no...


..:: MAuro ::..

9/11/2014









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