Las cosas no son como ocurrieron sino
como las recuerdas,
y siguen siendo, porque te hacen cambiar aunque
no sean ciertas,
porque la verdad es de quien se la cree,
un recuerdo es más destructivo que un acto real,
un poema no es un acto ni un recuerdo,
es la copia desesperada de algo que se
quiere combinar con uno mismo para darle sentido a lo que no tiene,
así, para darle sentido a lo que ocurre con lo que va cayendo,
como las hojas de un árbol,
(porque nuestra experiencia es con el suelo y ellas),
porque su verdad está en las copas de arriba frente al sol,
no es nuestro ambiente ni destino,
es el espectáculo de una cascada a la que solo le podemos sentir lo mojado del agua.
Como un niño es el agua y un padre la cascada,
el tiempo es lo que los lanza a los dos al vacío...
El destino, las hojas que caen pensando en lo que pudieron ser mejor y
viven imaginando su caída.
Y de pronto un ave de plumas vivas sobrevuela,
una que nunca siente pena de sí misma,
vive para ser contemplada por los que no pueden volar,
por los que saben compadecerse e inventarse realidades paralelas,
por los que siempre huyen de sí,
la experiencia está en el efecto de contemplar lo vivido,
no de vivirlo,
vivirlo es imaginar que lo escribes y que afectas a alquien más,
es ir de cacería para venderte en las carnes atrapadas,
para sentir que
te mastican,
que te tragan,
que te digieren y
los disfrutas...
¿Pero quién caza a quién?,
Tú mismo te persigues en lo que vives,
tú mismo te encuentras para ofrecerte,
para sentir que conmueves y
desaparecer al final,
Quién es el que me lee sino un desaparecido,
que va de cacería de sí mismo,
viviendo historias recreadas donde se
caza y se castiga, donde se devora,
donde no se tiene un nombre,
donde se vive en la cascada,
en el ave del suelo,
en la hoja que
mira al sol y que nunca deja de caer...
..:: MAuro ::..
30/07/2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario