sábado, 11 de mayo de 2013

..:: Star Trek ::..


 
 
Es de mañana, 8:40 para ser exacto, el televisor está encendido pero sin importancia, hace ya una hora que estoy despierto escudriñando las esquinas de mi cuarto con la mirada. Complicados momentos cuando se amanece, porque aparece en la mente lo primero que te importa, las cosas que tienen mayor peso y que te pasaste todo el día anterior intentando meterlas en una maleta, y de pronto, al despertar saltan y se abren regándose por toda la mente.
Acabo de oír en el televisor que se va a estrenar la nueva película de Star Trek, algo así como Star Trek “desde la oscuridad” en que la afamada nave Enterprise colapsa sobre la tierra. Y como suele ocurrir, la mente asocia algún evento con algún recuerdo.
Y es que hace varios años cuando regresaba del colegio veía la serie Star Trek; me gustaba mucho, porque se planteaban problemas tan humanos como se planteaban los griegos en su momento.

Recuerdo un capítulo en particular. Un reencuentro. La consejera, una especie de psicóloga para toda la tripulación había tenido una relación con el número dos de la nave. Diana Troit y William Riker. Ella, suave voz persuasiva con poderes de adivinación, y el otro, con un soldado de flota estelar.

Este capítulo no habría tenido nada de novedoso. Ya se sabía que habían tenido una relación tormentosa, ella lo había perdonado muchísimas veces, él se había enredado con otras mujeres. Pero se seguían queriendo. Sin embargo decidieron terminar la relación. Aunque no eran pareja oficial los estragos quedaban en cada encuentro o conversación que tenían en algún pasillo, una mirada los perseguía hasta desaparecer de la vista de cualquiera de los dos.

Pero había ocurrido algo que sólo el alarde tecnológico de la serie podía ofrecer a la trama.
William Riker fue mandado a una misión a un planeta en el que él había estado varios años atrás.

Una señal de emergencia había sido detectada por el Enterprise y era necesario investigarla así que se mandó a Riker. Se despidió de Diana Troit, su ex amor y se teletransportó a la superficie del planeta que tenía una atmósfera muy difícil llena de tormentas constantes y oscuridades perpetuas que recordaba perfectamente porque ahí había estado ya antes.

Recordaba bien ese planeta, oscuro pero con vida vegetal, con súbitos rayos, recordaba que tuvo que ser rescatado por el teletransportador varios años atrás, hasta había tenido que dejar una nave pequeña cuando descendió por cuenta propia y no pudo regresar, recordó que sólo un milagro pudo teletransportarlo en esas condiciones hasta la nave Enterprise.

William Riker estaba nuevamente en ese planeta, nuevamente recordaba todo, caminando dentro de su antigua nave encallada, intentando llegar al puente y encontrar la señal de emergencia que tenía mucho tiempo encendida.

Algo llamó su atención, una sombra a sus espaldas, alguien se movía sigiloso sin querer hacer ruido. William Riker encendió una linterna sobre la cara del desconocido y también lo apuntó con un arma. Identifíquese le gritó, y este apareció ante sus ojos. Un hombre con ropa raída, barba crecida y aspecto de abandono y le dijo: Soy William Riker.

Los dos eran William Riker, uno frente del otro, uno amenazante y el otro abandonado. Los dos fueron teletransportados al Enterprise. Hacía muchos años atrás, cuando William Riker había intentado regresar al Enterprise en su nave, ésta no pudo hacerlo, y pidió una teletransportación de emergencia en medio de una tormenta tremenda.

El teletransportador no podía regresarlo porque corría el riesgo no ser materializado nuevamente en la cubierta, la información de su cuerpo desmaterializándose rebotaba en las nubes energizadas del planeta y no llegaban completas a la nave. Entonces se recurrió a usar la base de datos del teletransportador y rearmar a William Riker con los datos guardados dentro del Enterprise.

El problema apareció cuando el teletransportador de la nave de William Riker hizo lo mismo en el planeta y se crearon dos versiones de él mismo. La primera había sido rescatada sana y salva y había seguido con su vida dentro del Enterprise, la primera había regresado con Diana Troit, se había peleado con ella, la había traicionado, y la primera ya no estaba con ella. Mientras que la segunda había quedado abandonada a su suerte en medio de ese planeta hostil, había aprendido a sobrevivir, a comer lo que encontrara, a entender su soledad, a mantenerse lúcido pensando en que algún día podría ver nuevamente a Diana Troit.

Los dos se encontraban frente a ella en la nave. El primero, celoso del segundo sin motivo alguno, el primero desconfiaba de él mismo, de su pasado, de sus propios sentimientos guardados. El segundo no entendía por qué Diana Troit no lo quería, él no le había hecho nada malo, nunca la había traicionado, siempre pensaba en ella, él estaba seguro que ella era el amor de su vida. Y es que para cuando el William Riker perdido en ese planeta fue enviado a su primera misión estaba muy enamorado de Diana Troit, tal vez solo habría sido cuestión de tiempo para traicionarla pero nunca llegó a ocurrir.

Diana Troit se vió perseguida por su pasado, tenía enfrente al hombre que amó, que nunca le hizo nada malo, que nunca la traicionó, que nunca había tenido una conversación razonada donde dejaran claro que no podían seguir juntos, tenía enfrente al hombre que nunca cambió.
A la vez, tenía al hombre cambiado, al amigo de la nave, al hombre que no pudo ser, al hombre que le enseño a entender los amores frustrados.

El William Riker rescatado le pedía volver a Diana Troit, ella no quería, él no entendía por qué, si ella aún lo amaba, quería ciertamente al William de las peleas, de las traiciones, ¿pero a este que nunca la hirió por qué no? Simplemente no pudo volver con él porque amaba a los dos sin saberlo.
 
..:: MAuro ::..
11/05/2013
10:12am

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